Llamamiento a los líderes del G20 para que las vacunas sean accesibles para las personas en movilidad humana.
Nos dirigimos a ustedes en nombre de los millones de personas de todo el mundo que luchan por sobrevivir a la pandemia de COVID-19 lejos de sus hogares. Algunas se han visto forzadas a huir debido a la guerra, el conflicto, la persecución y violaciones a los derechos humanos. Otras se desplazan para escapar de las dificultades socioeconómicas o de las consecuencias del cambio climático.
Como todo extranjero lejos de su casa, muchos están en riesgo de ser excluidos o abandonados. Debido a su situación de vida, muchos se enfrentan a obstáculos para acceder a vacunas, pruebas, tratamientos, atención e incluso a información fiable.
Es una cruda realidad que algunos de los países más pobres del mundo cargan con la mayor responsabilidad de apoyar a las personas desplazadas y a otras en movilidad humana. Estos países necesitan un suministro fiable y adecuado de vacunas y otros suministros esenciales para estabilizar sus frágiles y sobrecargados sistemas de salud, para ayudar a salvar las vidas de sus ciudadanos, de los migrantes, así como de los refugiados y de las otras personas desplazadas que acogen.
Sin embargo, la actual brecha de equidad en materia de vacunas entre los países más ricos y los de bajos recursos demuestra que las vidas de las personas más pobres y vulnerables del mundo no se está tomando en cuenta. En los países de altos ingresos se han administrado 133 dosis de la vacuna COVID-19 por cada 100 personas, mientras que en los países de bajos ingresos solo se han administrado 4 dosis por cada 100 personas.
La desigualdad en la distribución de las vacunas cobra vidas diariamente y sigue poniendo a todos en peligro. La historia y la ciencia lo dejan claro: una acción coordinada con un acceso equitativo a los recursos de salud pública es la única manera de hacer frente a una epidemia de salud pública mundial como la COVID-19. Necesitamos un impulso fuerte y colectivo para salvar vidas, reducir el sufrimiento y garantizar una recuperación sostenible en todo el mundo.
Y aunque las vacunas son una herramienta muy poderosa, no son la única. Se necesitan pruebas para saber dónde está el virus, tratamientos como la dexametasona y el oxígeno medicinal para salvar vidas, y medidas de salud pública adaptadas para prevenir la transmisión.
Como líderes de las mayores economías del mundo, ustedes tienen el poder y la responsabilidad de ayudar a frenar la pandemia ampliando el acceso a las vacunas y a otras herramientas para las personas y los lugares donde estas son más escasas.
Acogemos con satisfacción el hecho de que la cumbre de este fin de semana en Roma haga un llamamiento a la “valentía y ambición” para abordar algunos de los mayores retos de nuestro tiempo, y en concreto la necesidad de recuperarse de la pandemia y superar la desigualdad. Les pedimos colectivamente, líderes del G20, que se comprometan a:
Aumentar el suministro de vacunas para las personas más pobres del mundo: Hacemos un llamamiento a las principales economías del mundo para que financien y apliquen en su totalidad el Plan Estratégico y el Presupuesto para el Acelerador de Acceso a las Herramientas contra la Covid-19 (Acelerador ACT), y para que distribuyan vacunas, pruebas y tratamientos donde más se necesitan. Si queremos recuperarnos de la pandemia, debemos, como mínimo, cumplir los objetivos de vacunar al 40 por ciento de la población mundial para finales de año y al 70 por ciento para mediados de 2022.
Garantizar el acceso a las vacunas a todas las personas en situación de movilidad humana: Hacemos un llamamiento a todos los países para que garanticen que todas las personas que se encuentren en su territorio, independientemente de su situación legal – incluidas las personas refugiadas, migrantes, desplazadas internas, solicitantes de asilo y otras personas en situación de movilidad humana – tengan acceso a vacunas, pruebas y tratamiento contra la COVID-19. Los países deben adoptar medidas concretas para eliminar las barreras a la vacunación para todas las personas que se encuentran en su territorio – por ejemplo, la necesidad de documentos específicos, las barreras geográficas, el requisito, en algunos casos, de que quienes solicitan atención de salud sean reportados a las autoridades migratorias, los costos elevados – y luchar contra la desinformación que alimenta las dudas sobre las vacunas.
Apoyar a los países de bajos y medianos ingresos para combatir la COVID-19 con todos los medios disponibles: Los países de bajos y medianos ingresos necesitan un apoyo integral – financiero, político, técnico y logístico – para vacunar a la población de forma rápida y eficaz, para ampliar el acceso a pruebas y tratamientos, para aplicar medidas de salud pública adecuadas y para crear sistemas de salud más resistentes que permitan prepararse, prevenir, detectar y responder rápidamente a futuras emergencias sanitarias.
Les instamos a tomar medidas rápidas para aliviar el devastador costo de víctimas de la pandemia.>
contrainformacion.es
Las diversas incidencias ocurridas con las vacunas han puesto en evidencia ante la opinión pública lo que es el modo habitual de funcionamiento de la Big Farma. Generalmente la investigación se realiza en gran parte utilizando fondos públicos (en el caso de las vacunas más del 90% de la inversión la ha realizado el sector público), luego las empresas patentan las vacunas como si las hubieran realizado ellas solas, y de inmediato les colocan precios abusivos (se calcula que el precio de venta de las vacunas esta entre 6 y 10 veces su precio de coste de producción), luego negocian sin transparencia alguna ocultando a la ciudadanía, que a la postre es la que las paga con sus impuestos, al menos en los países más potentes económicamente, los intríngulis de los contratos, los precios y las condiciones en que estos se realizan. Para mayor escarnio, en cuanto tienen una oportunidad, a pesar de haber recibido el dinero antes de entregar las vacunas, aprovechan para vender a precios mas altos l
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